miércoles, 30 de octubre de 2013

Arauca, la tierra del joropo

Arauca, llanura sin comienzo ni fin, tierra de apasionantes amaneceres y atardeceres, de hombres nobles y valientes, y mujeres fuertes y elegantes ofrece a sus visitantes una amplia riqueza natural de flora y fauna que enriquece los parajes de las sabanas con cielos pintados de un azul infinito. Su riqueza hídrica apta para la navegación, es otro importante renglón natural que complementan los exóticos paisajes llaneros, y que no pueden dejarse de visitar.  

Ubicada en el extremo nororiental de la Orinoquia Colombiana, esta tierra goza de un relieve mixto que se define entre una amplia zona montañosa con alturas superiores a los 5.400 metros sobre el nivel del mar y extensas sabanas con temperaturas entre los 28°C y 30°C, las cuales abarcan las tres cuartas partes del departamento. Hacia el occidente se encuentra primero el piedemonte llanero (zona selvática, generosa en aguas y madera) y, luego, ascendiendo, se halla el relieve escarpado de la cordillera oriental que alcanza las cumbres perpetuas de la Sierra Nevada del Cocuy (5.100 m de latitud). 

Además de la majestuosidad de sus escenarios naturales, ofrece un clima tropical: Cálido-húmedo (piedemonte), caliente (sabana) y gélido (alturas del nevado), en donde el sol y el viento son el acompañante  ideal para  apreciar las faenas de laboreo llanero, y las exóticas especies faunísticas y florísticas propias de esta tierra. Clima bajo el cual se pueden realizar diversas actividades como practicar deportes acuáticos, realizar paseos familiares en los ríos y lagunas, montar a caballo en la sabana, o simplemente descansar en un chinchorro mientras el viento con su soplo suavemente los consiente.

Otro aspecto interesante, como en toda la región de la Orinoquía, es la cultura llanera en  la que su música, el baile del joropo, el canto, los mitos y las leyendas son un atractivo fuerte que seduce, basta tan solo con escuchar una voz recia y un arpa, o  mirar un romántico valseo o la templanza del zapateo, o apreciar las labores de vaquería del hombre llanero, de aquel que con pies descalzos, pantalón enrolla’o y soga en mano, doma y arrea el ganado, para enamorarse de esta tierra hasta sentir que el corazón se vuelve llanero.

Arauca tierra exuberante, libertaria y bondadosa, tiene mil historias que contar y mil caminos que recorrer, en cada rincón encontrará un viejo amigo que con orgullo lo guiará, porque como bien lo dicen ellos, “es costumbre del llanero darle la mano, a quien llega, y presentar su tierra ampliamente”.